El Casco Romano
Cuenta la leyenda …
Que uno de los ingenieros que estaban analizando las cartas las cartas topográficas, llevó consigo a su hijo. Un niño que andaba trayendo un casco romano, el cual extravió en la zona. Al no aparecer el juguete, el desconsuelo del niño hizo que su padre le prometiera regalarle uno mejor.
Años después, en una nueva visita, cuando El Salvador ya había sido construido. El ingeniero le comentó a su hijo: “¿Te acuerdas del casco que un día perdiste en este lugar cuando eras niño? Ahí está míralo” al tiempo que señalaba la ciudad desde el aire. El joven, sorprendido, vio como la nueva ciudad lucía el perfecto delineamiento de un casco romano.
La Viuda
Cuenta la leyenda…
Que un espectro vestido completamente de negro se sube a los automóviles de los hombres solos, justo a la media noche. El lugar exacto es donde hay una enorme piedra entre el camino Potrerillos- El Salvador con la leyenda
Justo cuando es media noche
la viuda con su lamento
hace temblar al viajero
cual fuera hoja al viento
¿Cuál es la sensación que experimenta el solitario chofer?
El chofer siente la ráfaga de viento que entra en el vehículo, al mirar por el espejo retrovisor ve la espeluznante escena, el miedo le cala los huesos y antes de tener alguna reacción, al llegar a un puente el espectro se baja.
Hay diversas versiones, las cuales recogió el escritor local, Héctor Maldonado Campillay, en su libro “Albores del mineral El Salvador”.
Se cuenta que en la década del 20’, un matrimonio joven coquimbano llegó a Potrerillos. Él era cateador, encontró una rica veta de oro claveteado y viajó a inscribir su hallazgo. En dicho lugar entró a un bar a saciar su sed, al pasársele las copas le comenta a dos parroquianos que vive en la Quebrada de San Juan y tiene una mina. Los hombres le exigen que les cuente donde está su mina, él al negarse, fue golpeado hasta morir. Igual suerte corrió su amada cuando los maleantes viajaron al lugar de su residencia a exigirle que les dijera dónde estaba la mina.
Otra versión relaciona el botín no con una mina, sino con un tesoro incaico.
Una tercera versión, más cercana al romanticismo, cuenta que un chofer se enamoró a una joven de un rancho. Un día el debió viajar por trabajo prometiéndole que regresaría. La joven, espero en vano el ansiado regreso, por eso cada vez que veía un vehículo lo hacía detener para que le diera noticias de su amado. Un día, un conductor le dijo que su amor se había casado. Ella, ante tal noticia decidió matarse.
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